Un gran y espacioso parque, como digo, que es un campo de minas, y toda una aventura para los padres que tratamos de conseguir que, con suerte, los niños no vuelvan a casa con mucho más que un regalito pegado en las zapatillas.
Dicho esto, tengo claro que voy a hacer uso de la propuesta de la ONG Save the Children, ¡Queremos jugar! que un padre me ha enviado a través de Facebook. Consiste en hacer que los ayuntamientos tomen medidas para conseguir que aquellos parques que presentan carencias, que están en mal estado, o que reciben un uso inadecuado, se conviertan en espacios donde los niños puedan jugar abiertamente.
Encontraréis la información de esta campaña en www.queremosjugar.es. Yo ya sé qué voy a denunciar. Y también qué voy a solicitar: pipicanes amplios y bien cuidados, equipados con dispensadores de bolsas y guantes de plástico. En muchos parques de Valencia ya existen este tipo de servicios. Ahora falta que lleguen a todos los jardines y, lo más importante, que se extienda su uso.